viernes, noviembre 16, 2007

¡Paranoia de la mañana, oiga!

Bueno, tocaba actualizar, y esta mañana, hablando con una amiga, se me ocurrió el principio de esta imbecilidad o imbecilencia:

Allí estábamos el bufón y yo en el límite del mundo, contemplando el abismo insondable bajo nuestros pies, muérete de envidia Rincewind.

(c)Junta de Andalucía

No creía él que fuese en serio mi amenaza, y jugaba a sacar un pie primero, luego otro, fuera de los confines de este mundo, adentrándose en el otro.

Entonces su rostro cambió al comprender que no era vana mi advertencia, y pasó de la risa al miedo.

Alzó sus muñecas y me las ofreció para que le atase y le llevase a tu lado, para que te hiciera sonreír.

Y supo él como sabrás tú que por ver tu sonrisa saltaría sin dudarlo a ese abismo para traerte al maldito bufón.




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